Me acuerdo de aquella noche
en que te vi por vez primera.
Yo llevaba una guitarra
y un gran sueño en el bolsillo.
Tú me tendiste tus manos:
"No te quedes en la puerta,
tienes cara de poeta,
soy el Piru, un amigo”.
Yo un perrillo solitario,
tú más solo que la una,
nos fuimos dando cariño
a la sombra de un cuplé.
Perdona, si es que puedes,
a este ciego y su ceguera
que dejó en la primavera
veinte años y un querer.
Te has ido y no te he dao ni un besito
por ese orgullo cobarde
de no hablar con ese padre
que me quiso como a un hijo.
Te has ido pero siempre por diciembre
por tu alma brindaremos
y desde el cielo escucharemos
por Dios y por sus santas leyes.
Ángel, Carli, Pedro, Jose,
José Luis, Rafael, Paco, Rocki,
Nandi, Edu, Pepe Juan y Manuel,
Catalán, Ricardo, Chato y Mariano y Miguel.
Aquí están tus huerfanitos.
Una pena, te has ido con esa pena,
de saber que el Carnaval
que nos supo juntar
hoy nos tiene separados.
No me llores mas por Dios,
que por ti ya lloro yo,
como otro condenao, ay cómo otro condenao.